Los fines de semana los paso prácticamente pegada a los niños. Nos necesitamos. Este fin de semana Diego ha puesto aún más difícil mi camino hacia un planteamiento de vida. Puedes dejar que las cosas pasen o puedes ser proactivo e intentar que pasen. Como yo soy de las que les gusta tener todo bajo control, me agobia no saber qué viene después. Bueno, como sabéis, lo que más me desconcierta es no saber qué quiero que venga después. Sigo buscando un planteamiento de vida, esperando que este tiempo de "ermitaña" social lejos de todo lo conocido me ayude un poco. El viernes durante la cena hablábamos de países y planteé que después de UK podíamos ir a vivir a otro país. Entonces empezamos a hablar de Australia. Con sus canguros, sus koalas, sus bosques y sus playas parecía un buen destino. Pero Diego dijo que teníamos que volver a España.
- ¿Por qué, Diego?
- Porque allí tenemos nuestra casa.
- Ahora tenemos esta casa, y es muy bonita.
- Ya, pero nosotros somos de España.
Hasta aquí, normal. Dentro de un año y medio no tendrá tan claro de dónde es. Pero entonces sigue:
-¿Por qué tenemos que ir a otro país y no a España? pregunta Diego.
- Porque en España no hay trabajo para científicos.
- Pues trabaja de otra cosa.
- Pero yo soy científica...
- Bueno, mamá, tú piénsalo.
"Piénsalo". Me quedé pasmada. A la mañana siguiente me fui con él al médico. Tiene varios bultitos en las encías de los incisivos, como unas bolitas, pero no son llagas porque no le duelen ni desaparecen. Nos dimos cuenta hace tres semanas, pero no sabemos desde cuando están ahí porque no las nota. Aquí viene otra historia de las de anécdota. La médico era la misma que me atiende a mí, en realidad la conozco sólo de un par de visitas bien cortas. Le enseñamos los mini-racimos de la encía y dice que ella nunca ha visto eso y que lo mejor es que vayamos a un dentista. Que no tiene ni idea de lo que es, y que si el dentista lo sabe, por favor vaya a comentárselo a ella para que lo descubra. Los dentistas públicos en UK son escasos, pero creo que en estos momentos está abierto el plazo para la inscripción en el consultorio de la Universidad. Hoy voy lo voy a intentar. Y espero que el dentista, aunque no haya visto nada igual en su vida, haya estudiado lo que puede ser, porque si no tendré que buscar un facultativo en UK que haya visto algo similar para que nos dé el diagnóstico. Anda que...
Cuando salimos, retomo el tema de la noche anterior.
- Diego, cuando me dijiste que lo pensara, ¿a qué te referías?
- A que pienses en qué otro trabajo puedes hacer en España.
- ¿Cómo qué?
Aquí viene un ejemplo de lo que los niños (y muchos adultos) piensan que son profesiones que "sirven para algo":
- Pues de policía, por ejemplo.
- Ya no puedo ser policía, tengo más de 30 años y no puedo hacer las pruebas para entrar.
- Pues piensa otra cosa. Pero no trabajes más con tus bichos.
Buf, lo tiene claro, pienso. Pero profundizo:
- No trabajo más con bichos pero ¿puedo ser científica estudiando otra cosa?
- No, otro trabajo diferente.
- Pero ¿qué?
- Pues vas a un trabajo y dices que quieres trabajar de eso.
- Pero no sabré, sólo he trabajado de científica...
- Pues vas a clases y aprendes.
- ¡Pero yo ya he ido a muchas clases para aprender el trabajo de científica! Además, si voy a clases no gano dinero, y necesitamos el dinero para comprar comida, ropa y juguetes.
Esta conversación la estábamos teniendo cuando volvíamos del centro médico que está en uno de los senderos del campus. Cuando llegamos a mi edificio, le digo que tengo que entrar un momentito para poner unos cultivos. A Diego le encanta venir conmigo al laboratorio (en Genética o aquí). Le explico para qué sirven los aparatos, le enseño las cámaras e incubadores, miramos por la lupa y el microscopio y le encanta hacer "trabajo de bancada". Se acuerda mucho de la cámara de 4ºC de Genética, siempre quiere ir a la "habitación fría". Esta vez miramos la máquina de hielo y la centrífuga Beckman, en la campana de flujo laminar sembramos una placa con muestras de su boca, nariz, manos y zapato, y volvió a practicar con las pipetas. Cada año tiene la mano más grande y esta visita ya podía tirar las puntas a la basura. Eso era divertido, eran como proyectiles dando a su objetivo.
A él también le gusta ser científico, pero es más pragmático que yo. Si no da para comer, busca otra cosa. Es un pensamiento de lo más sensato, pero no sé si es demasiado tarde...
Control total hasta con la pipeta de 1000 y tubos de PCR
No tenía muy claro qué iba a aparecer en la placa que habíamos sembrado con sus muestras
Luego fuimos al centro a buscar unos zapatos para él porque ha destrozado los suyos corriendo en los recreos por el campo abierto de su colegio. Aquí pasaron anécdotas varias, pero no voy a ser pesada. No había ido de compras por Bath aún. Teniendo tres chicos de acompañantes era imposible. Diego también odia ir de compras, pero a uno solo lo puedo manejar. Y aunque a mi tampoco me gusta ir de compras, tengo que repetir. Cuando vengáis os lo explico (o cuando volváis a venir). No sé la de veces que subimos y bajamos escaleras mecánicas (una de las obsesiones de Diego) y al final compramos jerseys, pantalones y calcetines para los niños, productos de aseo y aunque Héctor me había encargado un chubasquero para Rodrigo, encontramos algo mejor. Pero nada de zapatos para Diego. Menos mal que tiene unas zapatillas de piel negra que quedan bien con el uniforme. A las 15.30h ya habíamos terminado (y comido, claro) y nos volvíamos a casa, un poco cansados. A las cuatro de la tarde aquí ya es de noche y parece que hayas estado todo el día por ahí. Probamos a Rodrigo su chubasquero y nos sentamos a descansar. Y luego llegó mi dolor de cabeza que aún me acompaña...
Fin de las compras, nos volvemos a casa.
El chubasquero nuevo de Rodrigo es de cuerpo entero.
Es un dinosaurio y en la espalda lleva una mochilita.
Como Rodrigo no sujeta bien el paraguas siempre llega chopado a casa.
Este chubasquero se pone encima de la ropa y con las botas de agua puede
ir la mar de contento sin llegar calado hasta los huesos.
La placa que sembramos el sábado.
Dos días después, sólo ha crecido vida en la muestra de suela de zapatos.
No me imaginaba que Diego estuviera tan aséptico. Claro, que en casa no estamos a 37ºC...
Cuatro días después, las muestras de Diego siguen sin dar señales de vida.
A ver si lo que tiene en la boca son unos gránulos antibacterianos...
Claro, que con lo tiquismiquis que es para todo, cualquiera le tomaba una muestra en condiciones!