Parus ater

Hace unos días encontramos por la mañana un pajarillo por nuestra casa. No podía volar, tenía un ala "perjudicada". Al parecer entró por la puerta del jardín o por alguna ventana abierta y al intentar salir se chocó con los cristales recién limpiados por Héctor. Lo metimos en una caja y le pusimos agua y galletas. Estuvo unas horas en esa unidad móvil medicalizada y después de un tiempo en observación decidimos que pasara de la Unidad de Cuidados Intensivos a Planta. Le asignamos una habitación individual soleada en la primera planta (Traumatología y Juguetes). Su estancia tenía baño y le proporcionábamos una dieta blanda. Al principio parecía asustado pero en poco tiempo se acostumbró a su habitáculo y empezó a chapotear en el agua. Después de 24 horas de ingreso y una evolución favorable, decidimos darle el alta. Lo llevamos al jardín esperando que iniciara el vuelo hacia su hogar, pero su ala seguía dañada y no podía volar bien. Aún temiendo que algún gato hambriento se pusiera las botas con él, la opción de mantenerlo en casa no era la más adecuada para un pájaro silvestre que no sabe vivir en cautividad. Se quedó en los arbustos de nuestro jardín. Esperamos que llegara a recuperarse y volara libre pronto.

Diego mimetizado y hablando en inglés al pájaro

(porque dice que sólo entiende inglés)

 El pájaro aturdido tras su ingreso en la unidad móvil medicalizada.
Una identificación rápida de aves me desveló que se trataba de un individuo de la familia de los páridos, en concreto la especie Parus ater (carbonero garrapinos, un pajarillo muy común en esta zona).

 Planta de Traumatología y Juguetes.
La habitación 111 es la que está junto a la caja amarilla del Lego.

La mar de adaptado en su habitación con vistas y baño propio.

Momento de la liberación (alta médica).