miércoles, 4 de enero de 2012

La vida no entiende de vacaciones

Por eso, durante los días festivos hay que estar pendiente de las colonias de insectos o los cultivos celulares (aquí entran las amebas también). Cuando nos visitaron Rubén y Virginia empecé mis vacaciones de Navidad. Doce días sin ir a trabajar (quitando algún pequeño rato de mantenimiento de vida como la anterior). Vale que en realidad eran ocho días laborales, pero con los dos fines de semana se convirtieron en 12 días naturales en los que me olvidé de cuidar la vida de la oficina. Como no computa como vida de laboratorio, no me acordé de regar mis plantitas. Así ha quedado una, incluso después de añadirle agua. "A buenas horas" habrá pensado la pobre mientras notaba la fresca agua de nuestras cañerías en sus raíces. A ver si mañana tiene mejor cara y me puedo excusar... Seguro que a los del laboratorio de al lado (trabajan con algas) no se les habría olvidado cuidar al reino vegetal.

1 comentario:

PapayMama dijo...

Chungo, muy chungo.